por MasterTop Lun Mar 09, 2009 1:11 pmImaginemos que queremos comprar un auto.
Un día encontramos un aviso del auto de nuestros sueños y cuando lo vamos a ver no lo podemos creer: “Es perfecto”.
Es el modelo que deseábamos, del color que más nos gusta, está impecable de pintura, tiene poco kilometraje, acelera a 100 km por hora en 5 segundos, su interior es ideal, en fin…todo un hallazgo.
Encima el dueño del auto nos hace una propuesta más que interesante: Llevalo…si por algún motivo no te gusta, me lo devolvés y te reintegro el dinero.
Nos vamos chochos de contentos a disfrutar de esa increíble máquina que milagrosamente Dios ha puesto en nuestro camino.
El auto insuperable, irremplazable, inmejorable…
El medio tanque de nafta que tenía se consume en pocos kilómetros.
“Algo debe andar mal, lo voy a llevar a hacer ver, debe ser una boludez”, pensás.
El mecánico te dice: “No tigre…no hay error. Este auto consume una animalada”.
La puta madre…que cagada…pero bueno, no importa, es el auto de mis sueños y no voy a perderlo por eso.
A los dos días se te ocurre revisar el título de propiedad, cosa que antes, enloquecido por el impacto que te provocó la belleza del auto, no habías hecho. Ahí te das cuenta que los últimos tres años había sido un taxi. Y no solo eso sino que el kilometraje estaba 100% adulterado.
“Epa….y bue…no es tan grave”.
Otro día un amigo te dice: “Che..¿y ese humo que sale del caño de escape?”
“Y que se yo…debe ser por el frío”, le respondés no queriendo ver lo inevitable: El motor estaba casi fundido.
Todo indica que lo que deberías hacer es ver si el dueño cumple su promesa de recibirlo nuevamente y devolverte la plata, pero…eso significaría perder esa joya inmaculada que encontraste y que te iba a llevar de un lado para el otro durante toda la vida haciéndote sentir un rey la volante. Perderlo ni se te cruza por la cabeza.
Un día lo vas a buscar y no está. Resulta que el exdueño le había hecho copias de la llave a varios amigos que de vez en cuando, sabiendo donde está, se lo llevan y lo usan.
Te ponés loco, lo llamás al tipo, lo puteas un poco y el chabón te pide disculpas diciéndote: “Lo que pasa es que esas copias las hice cuando todavía era mío…y con esos muchachos ya no me veo….lo siento pero no puedo hacer nada…¿Me lo querés devolver?”
No, no, no…cualquier cosa menos perder ese auto. Y bueno…será cuestión de dejarlo en una cochera y darle instrucciones al cuidador de que no deje subir a nadie.
Y otro día es el embrague….y otro los frenos…y otro la correa de distribución….y el humo que sigue saliendo…
Creo que no hace falta ser demasiado inteligente para ver el paralelismo que estoy intentando mostrar con respeto a una mina.
La novia ideal, la mujer de tus sueños, la futura madre de tus hijos…un día te maltrata, otro día te insulta, otro día te caga….otro día te deja por otro.
De todas formas tu pensamiento es: “Quiero recuperarla. No quiero perderla. Quiero estar con ella.”.
Y la pregunta que propongo para reflexionar es:
¿Querés estar con ella bajo cualquier circunstancia?
Un día encontramos un aviso del auto de nuestros sueños y cuando lo vamos a ver no lo podemos creer: “Es perfecto”.
Es el modelo que deseábamos, del color que más nos gusta, está impecable de pintura, tiene poco kilometraje, acelera a 100 km por hora en 5 segundos, su interior es ideal, en fin…todo un hallazgo.
Encima el dueño del auto nos hace una propuesta más que interesante: Llevalo…si por algún motivo no te gusta, me lo devolvés y te reintegro el dinero.
Nos vamos chochos de contentos a disfrutar de esa increíble máquina que milagrosamente Dios ha puesto en nuestro camino.
El auto insuperable, irremplazable, inmejorable…
El medio tanque de nafta que tenía se consume en pocos kilómetros.
“Algo debe andar mal, lo voy a llevar a hacer ver, debe ser una boludez”, pensás.
El mecánico te dice: “No tigre…no hay error. Este auto consume una animalada”.
La puta madre…que cagada…pero bueno, no importa, es el auto de mis sueños y no voy a perderlo por eso.
A los dos días se te ocurre revisar el título de propiedad, cosa que antes, enloquecido por el impacto que te provocó la belleza del auto, no habías hecho. Ahí te das cuenta que los últimos tres años había sido un taxi. Y no solo eso sino que el kilometraje estaba 100% adulterado.
“Epa….y bue…no es tan grave”.
Otro día un amigo te dice: “Che..¿y ese humo que sale del caño de escape?”
“Y que se yo…debe ser por el frío”, le respondés no queriendo ver lo inevitable: El motor estaba casi fundido.
Todo indica que lo que deberías hacer es ver si el dueño cumple su promesa de recibirlo nuevamente y devolverte la plata, pero…eso significaría perder esa joya inmaculada que encontraste y que te iba a llevar de un lado para el otro durante toda la vida haciéndote sentir un rey la volante. Perderlo ni se te cruza por la cabeza.
Un día lo vas a buscar y no está. Resulta que el exdueño le había hecho copias de la llave a varios amigos que de vez en cuando, sabiendo donde está, se lo llevan y lo usan.
Te ponés loco, lo llamás al tipo, lo puteas un poco y el chabón te pide disculpas diciéndote: “Lo que pasa es que esas copias las hice cuando todavía era mío…y con esos muchachos ya no me veo….lo siento pero no puedo hacer nada…¿Me lo querés devolver?”
No, no, no…cualquier cosa menos perder ese auto. Y bueno…será cuestión de dejarlo en una cochera y darle instrucciones al cuidador de que no deje subir a nadie.
Y otro día es el embrague….y otro los frenos…y otro la correa de distribución….y el humo que sigue saliendo…
Creo que no hace falta ser demasiado inteligente para ver el paralelismo que estoy intentando mostrar con respeto a una mina.
La novia ideal, la mujer de tus sueños, la futura madre de tus hijos…un día te maltrata, otro día te insulta, otro día te caga….otro día te deja por otro.
De todas formas tu pensamiento es: “Quiero recuperarla. No quiero perderla. Quiero estar con ella.”.
Y la pregunta que propongo para reflexionar es:
¿Querés estar con ella bajo cualquier circunstancia?